Sonidos de tierra

Fotografía:Francisco Aguayo
Coreografía: M.Hume
Santiago/Chile 2001









Compañía Arte Ballet


"Los rescilientes"
Danza Contemporánea
Coreografía:Marisol Hume (ensayo)
Fotografía: Juan Sebastian Tomic Hume
Enero 2010,Santiago, Chile















































Terpsicore

 

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Terpsícore*[1]  cogió mi mano desde niña y no me soltó más.
Si pudiera recordarlo, diría que desde el útero sin temor a equivocarme.
Mis  infantiles sueños fueron sólo danza.
Comí danza, bebí danza, mordí danza, amé danza.

Rasgé el cuerpo  de veinte años, para danzar.
Y dancé la vida entera aunque no debía danzar.
Danzar era peligro total, riesgo social.
Pasión  desenfrenada,
que al igual que la juventud, se cura con el tiempo.
y después la nada.

Trago de inestable existencia. Sorbo de vida corta.
Pan que se pone duro. Qué  haces, cómo sigues.
Cuál es el futuro.
Igual dancé, aunque no debía danzar.
Toda espasmo, gota, ritmo, nota.
Aunque no tenía que amar.
Sudor, melodías, fémur y hueso.
Haciendo  caso omiso a todos los consejos.
Curva y espalda.
Contracción y estómago.
Giro y caída.

Sin darme cuenta  avanzaba la vida.
danzando todo lo que tenía que amar.
Amando todo lo debía danzar.
Terpsícore me orientó hasta la edad madura.
Treinta y un años  después, me dejó en la esquina de los cincuenta y uno. 
Ella me enseñó del alma todo lo  que sé del cuerpo.
Me entregó señales.
Despertó profundas sensibilidades.
Kinética del cuerpo, cinestesia del alma.

Aprendí a reconocer signos desde la médula espinal.
Allá desde el fondo  del piso pélvico.
Subiendo por el cóccix, pasando por el sacro,
cuesta arriba en la columna, lidiando con las lumbares.
Hasta llegar al Atlas  que soporta la cabeza,
con la ayuda del Axis y el resto de las cinco vértebras.
Debatiéndome entre  el cielo y  la tierra.
Traccionando  la espina dorsal en un estiramiento, a veces infernal.
Y  todo esto, por oponerse a la fuerza gravedad.

En la búsqueda del equilibrio terremotos mentales.
De  la caída a la  recuperación. De la tensión a la relajación.
De la contracción a la expansión.
Y del caos  de vuelta al centro.
Y otra vez de cabezas, y de nuevo al entendimiento.
Y así  hasta llegar a reconocer lo que atesora el Ser:

Ese  movimiento  que está detrás  del movimiento.
Aquel movimiento invisible que parece estar ausente.
El movimiento del pensamiento que presencia  la mente.

Mi encuentro  con el yoga  fue la última sorpresa que  Terpsícore reservó  para  mi.


* Terpsícore: Musa de la danza de la mitología griega.  Se la representa como una joven esbelta, alegre, bailando coronada de guirnaldas,  con un arpa o una lira en la mano.







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