La creatividad
La creatividad es una función cerebral superior, asociada a la libertad y la flexibilidad del pensar que versa acerca de:
-Crear algo inexistente.
-La resolución de problemas.
-La voluntad de transformar la realidad.
-El acto de inventar cualquier cosa aportando un producto nuevo y original.
La creación se apoya en el conocimiento humano, sin embargo posee la huella individual, el ADN particular y único del individuo creativo. Es iluminada por la intuición, y se concreta con el trabajo.
El pensamiento creativo mira la realidad de un modo distinto; porque la mira con la mirada inteligente y global que se ejerce con tres ojos, y no con dos. Por lo tanto puede ver las cosas y encontrar soluciones de manera nunca antes vistas. El individuo creativo desbloquea el pensamiento y lo libera de prejuicios, desinhibido se deja invadir por la lluvia de ideas.
Creemos en la creatividad inmersa en el quehacer humano, aquella que va más allá de las manifestaciones artísticas; esa que abarca y se hace presente en toda la actividad del individuo.
La creatividad ha permitido a la especie humana no sólo subsistir, sino que avanzar en su desarrollo. La creatividad extrae lo mejor del individuo, impulsándolo a generar respuestas originales y nuevas en su medio, lo lleva solucionar problemas, y a plantear otros nuevos; en definitiva a transformar la realidad, y a concretar sus sueños.
Como Juan Antonio Marina plantea en su libro Teoría de la inteligencia creadora: “lograr que una irrealidad, mañana se vuelva realidad”.
Un individuo creativo enfrenta la vida de manera positiva y le imprime sentido. Conduce su energía sin despilfarros en una dirección determinada. Se completa a sí mismo experimentando alegría y sentido de transcendencia. Y lo más importante desarrolla gran plasticidad neuronal que le mantendrá un cerebro joven y una edad funcional mucho más joven que la edad cronológica que posee.
La persona creativa es una fuente vital de energía, y un ejemplo inspirador para sus semejantes.
Creemos que cada individuo con su aporte creativo contribuye a su auto superación y al avance de la especie humana.
La creatividad es inherente a la naturaleza humana; es una potencia que yace en el interior de nuestra mente, consideramos un deber despertarla para volverla consciente.
Todos los seres humanos en menor o mayor grado somos creativos.
Observemos el accionar de los niños, que es sólo juego, invención, y creación; más por algún motivo después de la infancia, comienza un letargo de la expresión creativa. Paulatinamente nos vamos desconectando de la fuente creativa.
Estimamos urgente la necesidad de re-conexión con esta fuente vital, que es la creatividad. Estimular el aspecto creativo para desarrollar al máximo los diversos potenciales, sólo tiene consecuencias beneficiosas para el individuo, el cual no arriesga nada y es mucho lo que puede ganar.
No obstante primero tenemos que asumirnos como sujetos creativos, y caer en cuenta que la creatividad no es una función mística, ni mágica; sino una característica propia de nuestra naturaleza humana. Un patrimonio que nos pertenece y que obtuvimos del paso del homínido al homo sapiens.
Cuántas veces no hemos escuchado decir “es que yo no soy creativo/a”, quizás porque aquella persona ha mal entendido la creatividad, enmarcándola sólo en el campo de las artes, o pensando que es algo ajeno a su esencia, un don reservado exclusivo para los genios.
Es triste, porque el individuo auto-rotulado de éste modo, no se abre al sentimiento de ser creativo, privándose así de la posibilidad de serlo. Sin saber se ha cerrado las puertas a sí mismo.
Lo que el individuo piensa de sí mismo tiene una importancia radical en el desarrollo de su propio ser. Porque cada etiqueta, cada rúbrica, cada título que se coloca a sí mismo, imprime en su mente una modificación; provocando un fuerte estímulo emocional que maneja su conducta en dirección hacia lo positivo o lo negativo. Llegando a iluminar u oscurecer su camino, facilitando o entorpeciendo el aprendizaje, abriendo o cerrando la consciencia, dando paso o bloqueando el proceso creativo, según sea el caso.
Proyectemos a la luz de la consciencia esta potencia humana y lancémonos a la aventura de ser creativos como cuando éramos niños.
No es complicado, ni debería ser desconocido, sólo se trata de liberar los pensamientos para fluir y destrabarse mentalmente. Avocarse a la investigación de sí mismo, con el objetivo de descubrir cuál es el área, o las áreas, dónde mejor se manifiesta nuestra creatividad, es uno de los primeros pasos a seguir.
Ponerse de cabezas, pararse sobre las manos, gatear, tumbarse en el suelo, rodar, saltar, flexibilizarse, es parte de un proceso físico. Pero tengamos en cuenta que somos una unidad cuerpo-mente, y por lo tanto podemos transferir o conectar la experiencia paralelamente al plano mental.
Qué tal si ponemos de cabeza a la mente y la paramos al revés, si nos tumbamos en el suelo mental y gateamos reencontrándonos con nuestro niño, si rodamos haciendo girar los pensamientos, si saltamos para ascender de nivel en la consciencia, ¿cuál sería el resultado?
Colocándonos en otra postura mental obtenemos una percepción distinta de los cotidianos sucesos de la vida, rompiendo la perspectiva de siempre con que solemos mirar. Entonces podemos ver con otros ojos. Por ejemplo con los ojos prestados de un Picasso y su fragmentación cubista de la realidad, o quizás con la fantasía de un Dalí y sus relojes blandos.
Romper las rutinas mecánicas y colocar al cerebro en una situación sorprendente. Aventurarse a explorar e investigar los acostumbrados territorios que transitamos, tanto en el plano físico como mental. Mirar con la curiosidad como cuando las cosas se miran por primera vez, eso es lo importante y lo que interesa.
Sencillos actos que estimulen al cerebro colocándolo en una situación distinta. El someterse a la inusual experiencia de caminar en reversa (hacia atrás), o de caminar con los ojos cerrados, rompe la mecanicidad de los actos reflejos o reactivos; de manera que con el foco visual cambiado, o desprovistos de visión según sea el caso, el cerebro se ve enfrentado a una situación diferente y debe movilizar nuevos recursos.
La idea es generarse a si mismo posibilidades, cambiar rutinas, romper hábitos. En definitiva jugar a poner a prueba la agilidad, la flexibilidad, y la creatividad de nuestro cerebro. Todo vale para ejercitar diversas funciones, establecer nuevos circuitos que nos otorguen una gran plasticidad neuronal, y de paso entre los múltiples beneficios despertar o desbloquear la creatividad.
De este modo, lo más probable es que se convierta en un inventor de posibilidades, un constante desorganizador y organizador de la realidad, un transformador de su vida, un nutriente para el espíritu de sus hijos y ejemplo contagioso para los demás.
La invitación está abierta, atrevámonos a ser creativos.
Marisol Hume Eriksson©
Hermosas pinturas felcitaciones!!
Marisol que catedra sobre la cratividad...gracias por la invitación....y si hay que creerse el cuento, ser feliz y mantener la alegria de la autenticidad para sacar la niña q llevamos dentro....mil Gracias.